sábado, 31 de octubre de 2015

La evolución del gasto público desde el inicio de la crisis (2007-2014) puede causar sorpresas

La evolución del gasto público en España desde el inicio de la crisis es objeto de debate de manera frecuente, con diferentes conclusiones dependiendo del origen de la opinión. Una de las claves de esta aparente contradicción es el corte temporal utilizado para realizar el análisis.

Como se puede apreciar en el gráfico adjunto, el gasto público, es decir, el total de las políticas de gasto aplicadas por todas las administraciones que componen el sector público (Central, Seguridad Social, comunidades autónomas y entidades locales), creció muy significativamente en la primera etapa de la crisis. El gasto aumentó 6,8 puntos del PIB entre 2007 y 2009 (del 38,9% al 45,8%) consecuencia de las decisiones de aumento del gasto y del efecto de la recesión sobre la actividad económica (efecto denominador) con el consiguiente impacto negativo sobre un saldo de las cuentas públicas muy castigado también por el fuerte descenso de los ingresos (-6,1 puntos del PIB). 

Desde 2009 cuando se alcanzó el punto máximo, el gasto público se ha reducido en 2,3 puntos del PIB (del 45,8% al 43,5%). Medido en millones de euros, en los dos primeros años de la crisis aumentó 108.072 millones de euros, mientras que en la segunda etapa se ha reducido en 32.391 millones de euros.

Fuente: Central de Información del Ministerio de Hacienda (IGAE en Contabilidad Nacional)

La perspectiva de comparar el gasto público desde 2009 hasta 2014 ofrece un recorte del gasto público, pero su valoración negativa incluye un apriori: considerar positiva para toda la sociedad española el fuerte incremento de gasto acaecida en la primera etapa de la crisis (2007-2009). Algo que no es obligado compartir cuando se analiza con más detalle el destino de ese gasto, tal y como se puede leer en la entrada que escribí en este blog cuando se publicaron los datos de 2013, porque además de una serie de medidas discrecionales de aumento de la inversión sobre las que no se alcanza consenso, se produjo un aumento del gasto en la remuneración del empleo público (1,6 puntos del PIB) no justificada en la función de estabilización del ciclo que puede cumplir la política fiscal. 

En mi opinión la comparación de la evolución del gasto con 2007 permite una valoración más completa de la evolución de las cuentas públicas porque en ese año la economía española alcanzó el máximo de crecimiento histórico y todavía no se habían puesto en práctica los estabilizadores automáticos, fundamentalmente el mayor gasto en desempleo. Analizado el periodo de forma global, es decir, desde 2007 a 2014 -el último ejercicio para el que existe liquidación- el gasto público ha crecido 4,7 puntos del PIB. De este aumento, la política más favorecida ha sido prestaciones sociales distintas a las de especie, es decir, las monetarias (+4,7 puntos del PIB) en las que se encuentran las pensiones y las prestaciones por desempleo. Dado que el aumento del gasto en esta última prestación absorbe 1,4 puntos más del PIB respecto a 2007, se puede afirmar que las pensiones han sido las grandes beneficiadas del incremento del gasto público en este periodo.


El gasto en intereses es el segundo destino que más ha aumentado su gasto en esta etapa (1,7 puntos del PIB) como consecuencia del gran incremento de deuda pública en circulación (+62,2 puntos del PIB) que no ha sido mayor gracias a la política monetaria expansiva aplicada por el Banco Central Europeo y la significativa mejora de la posición comercial de la economía española que gracias al esfuerzo de la sociedad, especialmente los asalariados, ha transformado un déficit de casi el 10% del PIB en un superávit de 1%. La remuneración de asalariados, donde se recoge la suma del empleo público y su remuneración, también ha ganado peso en relación con el PIB en la etapa 2007-2014 aunque en un porcentaje inferior a las anteriores (+0,9% del PIB). La inversión pública ha sido la gran damnificada del periodo con una pérdida significativa en el gasto (-3,1%) aunque para valorar su evolución no ha y que olvidar su hiper dimensión previa.  

Una cuestión básica para sustentar la valoración, el periodo analizado. Cabe preguntar a quienes limitan la observación las causas de utilizar el corte en 2009 y, sobre todo, si consideran positivo todo el muy intenso aumento del gasto público. En mi opinión no lo fue porque no todo estuvo dirigido a mejorar la equidad en la distribución de esfuerzos, tampoco a aumentar el potencial de crecimiento y muy posiblemente ni siquiera cumplió con una función estabilizadora de ciclo.

Si se utiliza el periodo 2007-2014, los grandes números nos dicen que el gasto público ha crecido en relación  al PIB, una forma convencional de medida pero que parece bastante coherente al utilizar como base la renta que crea la sociedad española sobre la que giran los tributos utilizados para financiar las cuentas públicas. Otra cuestión bien diferente es considerar que la dimensión de los ingresos públicos son inferiores a la media de la Unión Europea (-8,2 puntos del PIB) o, que la distribución de las políticas de gasto haya sido la que se acomode mejor a las necesidades de la sociedad, porque como todos sabemos la jerarquía de intereses cambia bastante para cada uno de nosotros. 

En todo caso, parece que la crisis no ha sido utilizada para mejorar los servicios públicos, impulsar el potencial productivo de la economía española y conseguir una cobertura más equitativa de las necesidades.   








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