publicado en la Revista ICE 908 (2019) España ante el reto demográfico está disponible aquí
Resumen
Este
artículo hace un repaso a la evolución del sistema público español de pensiones
desde la última crisis, que ha permitido un buen trato a la población
pensionista a cambio de incurrir en un elevado déficit. Analiza también la
posible evolución del sistema en el futuro a partir de algunas variables sobre
las que existe bastante certeza, en especial el envejecimiento de la población,
y de otras más inciertas relacionadas con la creación de riqueza del país. El
escenario muestra un reto muy exigente para la sociedad española para alcanzar
un nivel adecuado de suficiencia de las prestaciones y de equidad en la
distribución de esfuerzos entre generaciones.
Conclusiones
Las pensiones españolas
resisten la comparación con los países de la Zona Euro como demuestra el
destino a esta política de un porcentaje del PIB muy similar, que permite ratios
superiores en algunas variables claves: pensión media sobre salario medio (benefit rate) y pensión sobre último
salario (gross replacement rate).
Las pensiones han
recibido un trato mejor que el resto de las rentas durante la última crisis
como refleja la evolución del porcentaje de personas mayores de 65 años por
debajo del umbral de pobreza relativa de la Encuesta de Condiciones de Vida. En
contrapartida, el sistema contributivo de pensiones de la seguridad Social ha
acumulado un déficit estructural importante (1,6% del PIB).
El gasto futuro en
pensiones estará muy influenciado por el mayor número de pensiones a pagar
(+50% en 2050), una evolución sobre la que existe bastante certeza al estar
apoyada en la esperanza de vida y la llegada a la edad de jubilación de la
generación del baby boom. Pero hay otras variables también importantes sobre
las que existe incertidumbre: población en edad de trabajar, empleo,
distribución factorial de la renta, utilización de maquinaria y tecnología.
La evolución de la
relación gasto en pensiones sobre PIB durante la crisis muestra la importancia
de mejorar el potencial de creación de riqueza y la productividad, pero sería
necesario incrementar mucho los resultados de las últimas tres décadas para
conseguir un sistema de pensiones sostenible financieramente con la actual
relación entre pensión y últimos salarios.
La revisión realizada
de algunos de los trabajos más elaborados sobre pensiones publicados en España
muestra una gran coincidencia en señalar que la derogación de las medidas
recogidas en la reforma de 2013 (IRP y FS) sin medidas alternativas de
moderación en el crecimiento del gasto, implicaría un mayor gasto en pensiones
sobre PIB que oscilaría entre 2,7 y 6 puntos en 2048 dependiendo de la bondad
del escenario demográfico.
La aplicación del IRP
sin incorporar ingresos alternativos, conllevaría trasladar todo el esfuerzo
del ajuste sobre los hombros de los pensionistas existentes, cuando ya no
tienen posibilidad de planificar su renta con medidas alternativas para
compensar la pérdida de poder adquisitivo. Sin embargo, la opción de blindarlos
de cualquier esfuerzo tiene el riesgo de traspasar demasiada carga al resto de
la sociedad, además de incurrir en el riesgo de no ser sostenible en la
siguiente etapa negativa del ciclo económico con un elevado déficit estructural
(en torno al 2,7% del PIB) y de nivel de deuda pública (96,4% del PIB).
A corto plazo se
podría equilibrar el saldo negativo actual en un periodo de cinco años, mediante
una distribución equilibrada de los esfuerzos conseguida con una aportación de
los pensionistas actuales, la aceleración de la puesta en práctica de la
reforma de 2011 y una aportación adicional de ingresos al sistema.
A largo plazo, para
combinar suficiencia con equidad entre generaciones en un escenario excepcional
marcado por la llegada de la generación del baby boom a la edad de jubilación, es
necesario moderar el crecimiento del gasto para no trasladar una carga excesiva
a las siguientes generaciones.
El sistema de
pensiones de reparto debe tener una lógica que relacione la evolución de las
prestaciones con la riqueza común que ha colaborado a crear el trabajador en su
ciclo vital. Esta relación se puede articular de diferentes formas:
- · Mantener el actual
modelo profundizando las medidas paramétricas de acceso y cálculo de la
prestación, incluida la aplicación del actual factor de sostenibilidad, junto
con una revalorización de las pensiones con una referencia construida en base
al IPC y el PIB.
- · Cambiar el actual
modelo aplicando un sistema individual de cuentas nocionales, también de
reparto y público, que actualice las aportaciones realizadas con un tanto
nocional e incluya la esperanza de vida en el cálculo de la prestación.
El modelo elegido, no
obstante, se deberá concretar a partir de alcanzar un consenso sobre la
transferencia de renta a realizar a los pensionistas (gasto pensiones sobre
PIB) que puede estar relacionada con una determinada tasa media de remplazo (replacement rate) o sustitución (benefit rate).
No hay comentarios:
Publicar un comentario