La
criminalización genérica de los empleados públicos es una táctica para cambiar
un modelo de producción de algunos bienes que pueden generar pingües beneficios
al sector privado, sin por ello asegurar una mejora en eficiencia (mucho más
difícil todavía en equidad).
Pero
no es el único objetivo, también es ocultar pésimas decisiones y peores
gestiones, ya que gobiernos con las mismas siglas utilizaron los tiempos de
bonanza para colocar amigos y externalizar servicios, en muchos casos
duplicados; hacer obras innecesarias y crear estructuras improductivas. El
mismo comportamiento que mantuvo una parte no pequeña de los que ahora hacen
trinchera de la defensa de lo público, y se asientan en la defensa del todo como
si no hubiera márgenes de mejora, precisamente mediante la eliminación de la
"grasa" acumulada en el tiempo del dinero fácil que ellos colaboraron
a crear.
En
definitiva, el último interés de los que criminalizan y algunos de los que
defienden la existencia de lo público en términos genéricos, es el mejor
funcionamiento de las políticas de producción pública que tanto bien pueden hacer a las personas en particular y a la economía en general cuando se definen
con sentido común y se gestionan sensatamente.
La
persecución de lo público se une con la defensa de los privilegios que hay en
lo público, para desencanto de los ciudadanos que se distancian cada vez más, ya
no de su defensa sino de la propia existencia. El
concepto negocio se comparte, ya sea por la explotación desde el sector privado
en régimen de oligopolio (mejor de monopolio) de servicios ahora públicos, como
por el uso clientelar y corporatista de lo que en última instancia es de todos.
Las
reflexiones necesitan una foto macro pero también y, sobre todo, mucho análisis
de detalle, porque de otra manera, es bastante sencillo caer en la palabrería y
con ella, en uno de los bandos de la cruzada. Eso significa analizar cómo
funciona la educación en sus diferentes componentes, la sanidad, los servicios
sociales, pero también el sistema de pensiones, la agencia tributaria o los
servicios administrativos y docentes de la universidad. Aislar el funcionario jeta de los muchos de ellos que cumplen con su función y, en algunos casos, no pueden
hacerlo mejor por los límites establecidos por quienes gobiernan y determinan
las normas.
El
gobierno de las cosas necesita de personas capaces y decentes, en lo público y
también en el ámbito privado que debe jugar su papel común en la sociedad al
manejar recursos de todos. El descrédito de lo público puede tener su origen en
el funcionamiento de los partidos y otras instituciones que confundieron su
papel dentro de la sociedad y han sesgado sus actuaciones en exceso hacia los
intereses partidistas, o lo que es lo mismo, a la defensa de los intereses de
su tribu (con mayor ahínco de la tropa dirigente y adláteres).
El
cambio cultural hacia los valores tradicionales: esfuerzo, trabajo,
responsabilidad y honestidad, son claves para salir de la crisis, porque la
falta de ellos ha sido fundamental para crear la crisis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario