La deuda pública española ha crecido de forma rápida y abrupta desde la llegada de la crisis en el segundo trimestre de 2008. Solo así puede calificarse un aumento de 57,6 puntos del PIB en tan solo seis años (578.370 millones de euros) para pasar de un manejable 37% en 2007 hasta un preocupante 93,1% a final de 2013 (medido bajo el criterio del Protocolo de Déficit Excesivo utilizado por la Comisión Europea).
En una anterior entrada explicaba la diferencia entre deuda pública y saldo fiscal anual, pero la repetida aparición en los medios de comunicación de afirmaciones de algunos autores y organizaciones que atribuyen este crecimiento a "un proceso de socialización de pérdidas privadas" que podría entenderse como que la deuda pública creada se corresponde con la cobertura de operaciones extraordinarias, me hace volver sobre este tema. El análisis de la información facilitada por el Banco de España, la entidad responsable en última instancia de la emisión y seguimiento de esta variable, no confirma esta teoría.
La mayor parte de la nueva deuda emitida desde 2007 tiene como origen el amplio desfase entre los ingresos y gastos públicos normales (operaciones no financieras), es decir, los abultados déficits anuales provocados por el doble juego de un muy fuerte descenso de los ingresos públicos al tener una parte un componente extraordinario ligado a las operaciones inmobiliarias y un incremento de los gastos. Aumento de los gastos distribuido en la mayor parte de los capítulos corrientes: remuneración de los empleados públicos, consumos intermedios, gastos financieros y transferencias corrientes donde se encuentran fundamentalmente las prestaciones económicas por desempleo y las pensiones.
La interpretación de una situación admite muchas perspectivas, de manera que cabría la posibilidad de considerar el desempleo como ejemplo de la socialización de pérdidas privadas, pero no comparto ese criterio. La elevada tasa de desempleo que soporta la sociedad española es consecuencia de aplicar una política económica plagada de errores en cuyo diseño participaron intereses privados pero también y, por encima de todo, fue una decisión de quienes gobernaron ejerciendo la soberanía popular. Desgraciadamente, en el tiempo en el que se inflaba la burbuja no se escucharon críticas tan contundentes o como mínimo advertencias sobre lo que era bastante evidente iba a pasar cuando los créditos hipotecarios crecen al 20% anual y se aplica una política fiscal procíclica.
Las operaciones extraordinarias (activos financieros) tan sólo explican el 13,4% del crecimiento de la deuda pública española en los últimos seis años. Las ayudas públicas dirigidas a la banca -en su mayor parte pérdidas generadas por las cajas de ahorro- rondan hasta la fecha los 65.000 millones de euros, de los que 47.455 millones de euros se han considerado ya como pérdidas y, por tanto se han incluido como gasto dentro del déficit anual en los ejercicios 2011, 2012 y 2013 (medidas one-off). No es una cantidad pequeña, muy al contrario es un verdadero disparate haber tenido que realizar esta gran aportación de dinero público para solucionar un problema que se podía haber evitado con una gestión honesta y un control adecuado del regulador. El enfado es mayor cuando se comprueba que los responsables del dislate no han sido penalizados como se merecen, pero el costoso rescate bancario no se puede utilizar como causa principal para explicar el brutal aumento de la deuda pública en circulación desde el inicio de la crisis. menos todavía trasladar a la población cifras falsas como se comprueba en la tabla siguiente elaborada por la plataforma Podemos que eleva la factura de ayudas a la banca hasta 1,4 billones, mientras minora el presupuesto sanitario a 1.900 millones cuando el gasto en 2012 fue de 63.646 millones de euros (Fuente: IGAE).
La mayor parte del resto del incremento de las operaciones financieras (variación de activos) corresponden al afloramiento de pagos contabilizados pero que no se habían pagado y, por tanto, tampoco se había emitido deuda. Estos pagos pendientes, en su mayor parte localizados en las comunidades autónomas, han sido solventados con el Fondo de Proveedores. Con este fondo, los acreedores han cobrado y en una parte ha aflorado como deuda de la Administración Central aunque posteriormente debería ser pagada por el creador del gasto, es decir las comunidades autónomas.
El origen del muy fuerte aumento del saldo de deuda pública, por tanto, ha sido el desequilibrio anual de las cuentas públicas y precisamente por ello porque se trata de gastos de carácter ordinario, es poco sostenible calificar la nueva deuda como ilegitima. Alcanzar la consolidación fiscal para no continuar la senda de aumento de la deuda pública debería ser uno de los principales debates (el déficit en 2014 será todavía el 5,5% del PIB sin alcanzar equilibrio primario), y como demuestra la experiencia reciente no es precisamente un asunto sencillo. Sería conveniente que para hablar con propiedad sobre el asunto, se analizara con detalle la evolución reciente y composición actual de los presupuestos de los distintos niveles de gobierno. Conviene ajustar los enfados a la realidad y para eso no hay nada como preocuparse por disponer de información de calidad para diferenciar entre información y propaganda y así disponer de criterio propio.
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Miguel Ángel, tu blog me parece la mejor información económica que hoy se puede leer. Gracias por ese esfuerzo clarificador en este mundo de manipuladores y populistas ideologizados.
ResponderEliminarDices que no es por gastos extraordinarios ni por el rescate a la banca, sin embargo, sin ninguna causa racional, el gasto se multiplica por tres, podriamos pensar que es por las facturas guardadas en los cajones, pero esas facturas se hacen conforme a unas ordenanzas y unos protocolos que aseguran su pago según la ley, entonces, si no se pagan, estamos en una situación de fraude.
ResponderEliminarOtra opción es la reducción de ingresos fiscales por el paro: veo un proceso a menos ingresos más prestamos de deuda pública, la deuda se incrementa a la vez que el producto interior bruto ser reduce, consecuencia: se invierte menos en infraestructuras e investigacion, el nivel de vida desciende en picado y la sociedad colapsa.
Ahora nos plantean, si bajamos lo suficiente los salarios los inversores extranjeros vendrán y nos salvarán, somos una sociedad formada y eficiente (al contrario de lo que los medios han transmitido durante años) ... en términos de ingresos y gastos es más rentable coger a uno o varios buenos ingenieros y llevarlos a una fábrica en Malasia que montar una fábrica aquí.
El nivel de vida de la sociedad española va a bajar (está bajando aceleradamente) si seguimos los cánones de la sociedad actual, los niveles de pobreza y precariedad aumentarán exponencialmente. La gente puede aceptarlo o luchar para que no pase, es una decisión totalmente legítima.
El detalle de la evolución de la evolución del gasto público desde 2007 rstá en la entrada http://lascosasdelpensar.blogspot.com.es/2014/04/sobre-las-cuentas-publicas-espanolas.html
Eliminar. La situación es muy complicada por las políticas aplicadas sobre todo desde 2000 pero la importancia de disponer de un buen diagnóstico reside en tener más capacidad para encontrar la mejor solución posible. De todos modos no existen los milagros y tampoco se debería confundir compartir un diagnóstico con las soluciones.